La vida cotidiana en el campo se prepara en estos días para la
celebración de las misas y oraciones en favor de los difuntos más cercanos como
familiares, amigos y autoridades comunales.
Sus orígenes se remontan a las
costumbres tan antiguas de la cosmovisión originaria con una variedad tan heterogénea, como culturas y familias que la practican.
En los tiempos anteriores al
cristianismo, las ofrendas se componían de todos los alimentos y bebidas que
eran del agrado de las almas y espíritus que se recordaban y se convocaban a
que degustaran la mesa preparada en la
sala del hogar familiar; carne asada, pan de maíz, bebidas espirituosas;
chicha, aloja, etc. realizadas con frutos, especias, hierbas aromáticas, y toda una variedad de savias y decocciones. Además junto ellos
se preparaban los alimentos que representaban a la tierra como la papa, la oca.
Como así también se encuentran presentes el fuego en las velas y el agua en los
vasos que servían para saciar la sed de las almas. En efecto no podían faltar
entre las ofrendas de pan de maíz, o pan
de haba con las figuras de los
objetos preferidos de los difuntos; escaleras, animales, peinetas, instrumentos
de caza, trabajo y objetos personales.
En la actualidad los creencias
originarias han atravesado un largo proceso de transformación producto de la
conquista, y de la subordinación de más de 500 años desde la llegada de la
espada, la cruz y la pluma, siendo estos tres elementos los que han
modificado las costumbres, con elementos provenientes del cristianismo.
Es así como la mesa se levanta después de la misa en honor de los fieles
difuntos, y por la salvación de su alma. La mesa contemporánea tiene la cruz
como uno de las figuras de pan de harina de trigo más elaboradas, sin restarle lugar a los
objetos preferidos del difunto tanto personales como de trabajo. A la par de las flores que perfuman y ornamentan
la mesa, estampas de todos los santos coronan las mesas junto a bebidas frescas
y espirituosas.
Finalmente la mesa se convierte
en sobremesa, entre cantos y plegarias se despiden las jornadas con coplas y
bagualas de los recordados, solicitando amparo y bienaventuranzas en las actividades del campo, la abundancia y
la prosperidad.
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