lunes, 22 de octubre de 2012

La Poma, Comienza el juicio en por el crimen de Armando César Bonifacio, conocido mediáticamente como el “Pastorcito”





A más de tres mil metros sobre el nivel del mar en la Puna salteña, la Cámara Segunda en lo Criminal se constituirá desde hoy lunes en el Departamento de La Poma, a más de tres mil metros sobre el nivel del mar en la Puna salteña, para juzgar a Daniel Agustín Mamaní, conocido como “grasa barata” o “grasita”. Mamaní está imputado por el delito de homicidio calificado con alevosía en perjuicio de Armando César Bonifacio, que al momento de ser asesinado tenia 12 años. Los jueces se trasladarán al lugar con la finalidad de facilitar la presencia de los testigos del hecho.



Durante cuatro días el salón del Club Norte Calchaquí se trasnformará en la Sala de Audiencia del Tribunal. El lugar ya fue acondicionado para permitir el desarrollo del juicio entre lunes a jueves de la próxima semana.

La Cámara Segunda en lo Criminal estará integrada en este caso por los Jueces de Cámara Carlos Pucheta y Abel Fleming y el Juez de Instrucción Formal de Primera Nominación, Martín Pérez.

Del acusado en aquel momento se decía que era un devoto de San la Muerte y el día en que asesino a Bonifacio, que era su cuñado, le dijo a un amigo: “Tengo ganas de matar”.

Durante cuatro días el salón del club Norte Calchaquí se transformará en la Sala de Audiencia del Tribunal. El lugar ya fue acondicionado.

La Cámara Segunda en lo Criminal estará integrada por los camaristas Carlos Pucheta y Abel Fleming y el juez de Instrucción Formal 1, Martín Pérez.

El 3 de agosto de 2010 Armando César Bonifacio, había participado de un partido de fútbol en el Complejo Municipal y luego fue al odontólogo. Tras ello, no se supo más de él y lo encontraron sin vida con el cráneo destrozado.

La decisión del tribunal de trasladarse a La Poma se enmarca en las acciones que desarrolla el Poder Judicial de Salta para acercar la Justicia al ciudadano.

En este juicio está previsto que declaren 45 testigos.

El veredicto se dará a conocer el jueves.

El caso. El 3 de agosto de 2010, Luisa Angélica Bonifacio denunció en la comisaría de la zona que su hermano, Armando César Bonifacio (12), había desaparecido ese mismo día, luego de que su padre lo enviara a arriar las vacas en el paraje Chuschuy.

Se inició una intensa búsqueda. Al día siguiente, el 4 de agosto, alrededor de las 13.40, un familiar, Inocencio Celso Reyes, encontró el cadáver del chico, boca arriba, en la finca Pozo Bravo, cuando cruzaba acortando distancia para llegar a su trabajo.

El menor tenía un piolín de plástico alrededor del cuello y el rostro cubierto de sangre. Su cuerpo estaba rodeado de piedras y presentaba signos de inusual violencia: golpes, hematomas, heridas cortantes y desgarrantes en el cuero cabelludo.

La autopsia realizada por la médica legal Teresita Royano determinó que el pequeño murió por un traumatismo de cráneo con fractura occipito temporal parietal izquierdo contuso con pérdida de masa encefálica, producida por un objeto contundente, duro y asfixia por ahorcamiento en la etapa agónica.

Testigos aseguraron que vieron a Daniel Mamaní saltar una pirca de piedra, barro y pasto de una altura de 95 centímetros, junto a Armando Bonifacio, a las 20 del 3 de agosto de 2010, para ingresar a la finca Pozo Bravo.

En ese lugar fue encontrado el cuerpo del menor.

Otro de los testigos, que dijo haber estado bebiendo con Mamaní, señaló que éste era devoto de San la Muerte y que en un momento le dijo: “Che, tengo ganas de matar a alguien”.

Místico, fanático y golpeador. El imputado, Daniel Mamaní (20), hijo de un empleado de la comuna, chofer de un tractor y de una ama de casa y trabajadora en cosechas, tiene cuatro hermanos. Cursó sus estudios primarios en La Poma y en El Saladillo. Tuvo problemas de conducta y adicción al alcohol. Tiene un hija nacida el 26 de marzo de 2011, con la hermana de la víctima, Soledad Bonifacio (19), producto del noviazgo que mantenían.

En sus declaraciones, según consta en el expediente judicial, el acusado se explayó en un discurso cargado de contenidos místicos, creencias en espíritus, e hizo alusión al Gauchito Gil y San la Muerte, asociados en el imaginario popular a la “magia negra”.

Aseguró que posee una marca en la mano que indica haber sido “elegido” para cohabitar con su abuelo difunto a quien, por momentos, le cede su cuerpo para que disponga de él. Describió los diálogos que mantenía con su abuelo, cuyo fallecimiento no puede superar.

Mamaní es posesivo, celoso y obsesivo, por lo que la joven decidió terminar con la relación, marcharse del pueblo y vivir en la capital salteña. Esta decisión no fue aceptada por el joven, que fue tras ella.

Violencia de género. El imputado le pegó a la chica en varias oportunidades en los últimos meses del noviazgo y se autolesionó en los brazos y piernas. Padece un trastorno de personalidad, de contenidos delirantes, que por momentos puede compensarse y aparecer como una personalidad de tipo bordeline.



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