martes, 17 de mayo de 2011

Marcelo Valko: “El Estado debe pedir perdón”


A comienzos de mes la jefa de gobierno alemana, Angela Merkel, pidió perdón al pueblo polaco por los crímenes cometidos por la ocupación nazi, en un hecho que valió la tapa de los más importantes medios argentinos. Algo similar reclama en el país el investigador Marcelo Valko, autor de los “Indios invisibles del Malón de la Paz”, libro que relata la historia de los comuneros kollas que en 1946 protagonizaron la mayor protesta indígena del siglo XX. En diálogo con La Flecha (Radio Estación Sur 91.7 FM) habló sobre las repercusiones de su trabajo -que fue rechazado por seis editoriales antes de ser seleccionado para inaugurar la Colección Osvaldo Bayer de Ediciones Madres de Plaza de Mayo- y reflexionó sobre cómo la sociedad del momento silenció esta manifestación pacífica indígena y sobre los efectos que tuvo la publicación de esta historia en la actualidad.
En agosto de 1946, en pleno auge del peronismo, 174 miembros de comunidades indígenas de Salta y Jujuy llegaron a Buenos Aires tras meses de caminata para reclamar por sus tierras usurpadas por el temible Robustiano Patrón Costas, dueño del Ingenio Tabacal -hoy Seabord Corp.-, empresario y político símbolo de la sociedad feudal. Decenas de miles de vecinos porteños recibieron a los originarios en la avenida de Mayo, que hasta “les tiraban flores”, destaca Valko. El presidente Juan Domingo Perón los subió al balcón de la Casa Rosada, empresas como Geniol y Particulares hicieron publicidades con ellos, y hasta salieron en las revistas de la farándula y en las secciones deportivas. Sin embargo, tras 26 días de estar alojados en el Hotel de los Inmigrantes, fueron secuestrados y obligados a abandonar la ciudad. Recientemente el Congreso aprobó un proyecto para reivindicar aquella gesta y otorgó un subsidio para tres ancianos sobrevivientes que viven en Abrapampa, Jujuy.

-Marcelo queríamos hablar de esta investigación que usted realizó, de lo que significó este hecho que ha sido olvidado, la llegada de kollas a Buenos Aires, en lo que se llamó el “Malón de la Paz”.

Esta es una historia increíble, yo cuando empece a investigarla, al principio, empecé desde la incredulidad. No creía en la historia. Porque me parecía algo tan increíble. Va a ser la mayor protesta indígena del siglo XX. Sobre estos kollas se van a montar el gobierno, la prensa, compañías como Particulares, Geniol, 43/70, entre otros, van a hacer propagandas a su costa. En ese entonces sí se podía vender un Geniol con un kolla. Hoy no podríamos vender nada con un kolla ni con un mapuche ni con nada. Porque en algunos puntos estamos involucionando, y en otros estamos avanzando. Volviendo a la historia, ellos cuando llegan acá, son recibidos por el presidente. ¿Qué pedían esos indígenas? Pedían por sus tierras usurpadas. Las habían usurpado entre otros, don Robustiano Patrón Costas, famosísimo señor feudal, quizás nadie le gana en mérito a su feudalismo, un sujeto que pagaba con chapitas, literalmente chapitas, a sus trabajadores. Era socio de la Standard Oil, y estuvo a punto de ser presidente argentino mediante el fraude patriótico. Y les había usurpado las tierras a esos kollas y les cobraba arriendo hasta por los cementerios donde estaban enterrados sus abuelos. Entonces ellos llegan acá, y el presidente Perón va a tener un gesto notable, sube a dos de ellos al balcón de la Casa Rosada. Fue un 3 de agosto de 1946. En el libro nosotros pusimos 3 fotos para documentar eso: porque yo puedo decir cualquier cosa y la gente puede creer que este tipo miente. Ahí tenemos 3 fotos. Porque como me dice Osvaldo Bayer, pueden dudar de lo que uno escribe, pero ahí están las fotos.

Despues que los suben al balcón, a los kollas argentinos los mandan al Hotel de los Inmigrantes, con los ucranianos, con los polacos. Y yo no tengo nada contra los ucranianos porque mi apellido es Valko, es eslovaco y mi abuelo estuvo ahí. Pero él bajó del barco, no vino de la Puna, no era argentino. Y despues, veinte y pico días después, todo el contingente del Malón es secuestrado. Es una historia increíble, notable, que a los pueblos originarios les dejó una huella muy profunda, porque quien más quien menos todos saben un renglón sobre el Malón. Pero no mucho más.

-Estamos hablando de algo muy reciente, del 1946, y de un caso tan poco conocido de la historia contemporánea.

El nuevo libro que estoy escribiendo se llama La pedagogía de la desmemoria. ¿Eso que quiere decir? Que este país hace un culto del olvido, de la amnesia, y más de las situaciones traumáticas. El Malón fue un gran trauma para la sociedad en ese momento. Porque si ustedes miran el libro, hay fotos de la Avenida de Mayo, con decenas de miles de personas recibiendo a los 174 kollas. Les tiraban claveles desde las ventanas, ¿Cuándo le tiraron flores a alguna protesta indígena? Y de ningún tipo casi. En ese momento, el imaginario social argentino, estaba con ese tema de la Justicia Social que el peronismo traia. Yo estoy seguro que cualquiera de los oyentes quiere vivir en un país donde ningún chico tenga que buscar comida en la basura ni cartonear los padres, todos quisieran vivir en un país donde la gente trabaja y el que estudia, estudia. Antes cuando yo estudiaba (y trabajaba), te preguntaban: ¿estudia o trabaja? Ahora de pronto la gente ni estudia ni trabaja, es terrible. Entonces quién no querría tener un país digno. En ese momento, todo el país estaba realmente consustansiado con la historia de los kollas. Salían en unas revistas que se llamaban Antena, como si fuera Caras de hoy, una revista de la farándula. ¿Podés creer una protesta indígena en una revista de la farándula? En Radiolandia salía. En la sección deportes salía el Malón.

-¿Qué ha sucedido luego de su investigación, teniendo en cuenta que hay una marginalización de los reclamos?

El libro se llama Los indios invisibles del Malón de la Paz porque hay todo un proceso de invisibilización, parece una palabra difícil y antojadiza pero no. Imaginate, a un grupo social a los que se quitó su idioma, la religión, los patrones culturales, los patrones institucionales, educaciones, o sea, se les quitó la tierra, se les quitó su sistema jurídico… Se les cayó un fin del mundo encima. Se les cambiaron hasta los nombres. Nosotros hasta no hace mucho, hasta que Carlitos Menem se le ocurrió cambiar la Constitucion para que se reelija, teníamos ese artículo que decía: Convertir a los indios al catolicismo. Entonces, en virtud de eso, hasta le cambiaban los nombres cuando los agarraban en la Iglesia y los bautizaban. O cuando los pibes ingresaban al servicio militar y cuando les daban un DNI, en vez de tener un apellido, por ejemplo, Vilca o Mamani, le ponían Frutos -por el fruto de tu vientre Jesús-; Iglesias -por la Iglesia-; Ramos -por el domingo de Ramos-. Estaban cumpliendo el precepto constitucional de convertir a los salvajes al catolicismo, o sea hay que cambiarles hasta el nombre, ni el nombre les dejaban. Esas son como personas invisibles.

-Algo positivo es que despues de 4 años de la publicacion de su investigación pudo presentar un proyecto y lograr un subsidio para algunos sobrevivientes del Malón, cómo fue eso.

Yo hice un proyecto antes de que salga el libro. Me echaron de la gobernación de Jujuy, de Salta, de los Consejos Deliberantes, de Ministerios de Acciones Sociales, en fin. El proyecto tiene 4 puntos: uno, el tema educacional, que entre en la currícula de estudios, no mi libro sino el tema; dos, la devolución de las tierras; tres, que el Estado pida perdón; y cuatro, el subsidio para los tres sobrevivientes que quedan. Conseguimos que el Congreso haga un reconocimiento este año al Malón y ahora, después de tanta historia, de tanto tiempo que me hicieron perder -porque estos burócratas se dedican a estas cosas-, salió el subsidio. Salió en agosto justo el mes de la Pachamama, no es gran cosa, son 596 pesos para gente que está muy viejita, muy mal, bastante enferma, pero bueno, algo es algo. Y esa gente quedó tan contenta con el subsidio, hasta me dijeron que es un regalo del cielo, y yo le dije que no es ni un regalo ni viene del cielo. El cielo no manda muchos regalos. Por lo menos por mi experiencia.

-¿Cuáles eran los fundamentos para rechazar estos proyectos cuando iba a las gobernaciones?

Los fundamentos eran nada. Porque el Malón es un tema complicado. Y yo tambien lo entiendo, porque está el tema de las tierras, el tema de que entre en la currícula, el tema de que pidan perdón… porque tienen que pedir perdon. Ahora Clarín sacó en tapa a la canciller alemana pidiendo perdón en Polonia. ¿Y qué, se le caen las medias a la cancillera alemana? ¡No! ¿Porque el Estado no pide perdon por lo que hizo, por el secuestro? Este gobierno es del mismo signo ideológico que hizo el secuestro, el que ilusionó esa gente. Entonces, en nada se le caería a ningún partido político ni a ningún gobierno, sino que lo enaltecería. Pero en Argentina nadie está acostumbrado a pedir perdón, ni nada. Acá solamente está ese tema de “reconciliación y olvidos”. No, no es así.

– Sin embargo, las comunidades de los pueblos originarios, en todo el proceso historico también han demostrado que están presentes, tanto en el campo, en las provincias, como también en Buenos Aires.

Por supuesto, lo que vos decís es correctísimo. El título, Los indios invisibles, juega con todo esto que estamos diciendo, de todo eso que se les negó. Incluso lo que despertó este libro, me invitaron de 31 ciudades a presentarlo, desde Abrapampa a Río Turbio. Los mineros de la cuenca del carbón de Río Turbio me pagaron el pasaje aéreo y el hotel para que presente en la mina el libro, ¿podés creer? Entonces, el libro despertó una cosa que a mi me sorprendió gratamente. Tengo por ejemplo dos libros enterrados en el norte, uno en la Puna y otro en la zona de las yungas de Salta; hicieron corpachada, una ceremonia, los enterraron, para que el libro tenga suerte, se lo cuente a la Pachamama y la Pachamama lo difunda y en fin. Es un honor grandísimo que me han hecho. Así que esto avanza, esto avanza.

-Sabemos que hubo gente que no quiso publicar su libro, ¿tiene que ver con la temática, con no reconocer nuestros propios orígenes?

Seis editoriales. Hay libros más tontitos que son más agradables, y otros que son más desagradables para las editoriales. Ellas tienen su dinero, invierten a lo que ellos se les antoja, yo tampoco soy un betseller, también lo entiendo. Pero es un libro que Osvaldo Bayer lo eligió como Tomo 1 de la Colección Bayer. Es un elogio terrible, de un investigador tan severo como Bayer. Y ni aun así, con ese prólogo, y todo lo que había hecho él, que había empezado a sacar notas en Página 12 de un libro que no existía, que no tenia editorial. Todos me decían: ¿Y? ¿Y el libro? Desde Jujuy me decían: ¿Y Marcelo? Y yo decía: ¿Qué querés que haga? Hasta que finalmente Madres decide sacar el libro. Y miren qué cosa, paradojas de la historia, lo voy a repetir siempre, que las Madres que tienen a sus hijos desaparecidos publican un libro sobre indios invisibles. Pero a mi me parece que vamos avanzando. Ahora yo por ejemplo estuve en Chivilcoy en un seminario de imagen y discurso represivo en virtud de la conquista, colonia y el período independiente, siempre en relación con lo indígena. Y es notable la repercusión. Cada vez es mas interesante. Programas como el ustedes, antes a nadie le interesaba nada.

-Sobre todo cuando tenemos herramientas importantisimas con investigaciones como la del libro, que aportan y tratan de reveer la historia constantemente, de problematizar lo que nos han enseñado y poder mostrar que hay otra historia que no es contada, que está invisiblizada. Por eso te agradecemos por esta comunicación, para nosotros es muy importante que se pueda conocer esto, que es tan reciente para que no quede olvidado.

Y yo los felicito a ustedes, les agradezco. Para terminar les digo una frase, que es la misma que digo en la Cátedra que tengo en Madres y que es: “alguien tiene que hablar por esas bocas muertas”. La frase es de (Pablo) Neruda, él dice: “yo vengo a hablar por vuestras bocas muertas”. Y alguien tiene que hablar por esa gente que se destruyó, a esa gente que le han hecho tantas cosas, entonces ustedes lo están haciendo y por eso los felicito.

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